Seguramente recordéis que en mayo de 2010 fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades a Zygmunt Bauman, sociólogo, filósofo y ensayista polaco, recientemente fallecido en enero de 2017 . Yo le descubrí unos meses antes de concederle este prestigioso galardón cursando el último año de Trabajo Social y me gustaría trasladaros el enorme valor que creo que tienen las reflexiones de este autor, considerado uno de los pensadores contemporáneos más importantes. Quienes desempeñamos nuestra labor profesional en el Tercer Sector tenemos conocimientos vinculados a las Ciencias Sociales y Bauman, probablemente, es uno de esos autores que todo profesional de la intervención social debe conocer por sus contribuciones a caballo entre lo sociológico y lo filosófico y la traducción que sus reflexiones pueden tener a la hora de interpretar la realidad social en la que se desenvuelven nuestras prácticas profesionales.
Zygmunt Bauman nos ofrece una interpretación de la naturaleza de las sociedades contemporáneas inmersas en la economía de mercado, entre las que estamos nosotr@s, utilizando para ello la metáfora de la modernidad líquida. Este autor afirma que la historia de la modernidad se encuentra en una fase líquida y utiliza las cualidades de los fluidos que describe la Física para ofrecernos una interpretación del momento histórico en el que, según su opinión, se encuentran las sociedades desarrolladas. Yo creo que a nosotr@s nos interesa, sobre todo, la traducción de dicha modernidad líquida en las pautas de comportamiento social que se generan y que nos afectan a tod@s, equipos de trabajo y personas destinatarias de nuestras acciones.
Y según Bauman, ¿qué riesgos nos amenazan?. Afirma que el sentimiento dominante entre nosotr@s es, hoy en día, lo que los alemanes llaman “Unsicherheit”, concepto complejo que se entiende como “incertidumbre, inseguridad y vulnerabilidad”, si bien se podría traducir también como “precariedad”. Es el sentimiento de inestabilidad asociado a la desaparición de puntos fijos en los que situar la confianza. Desaparece la confianza en uno mismo, en los otros y en la comunidad.
Zygmunt Bauman utiliza el término modernidad líquida como metáfora cuyo significado es que nuestra sociedad postmoderna actual posee las cualidades de los fluidos en el sentido de ser una sociedad caracterizada por la levedad, la liviandad, la inconstancia, la movilidad, la fluidez, el cambio y la continua transformación, la dificultad para conservar una única forma y, en definitiva, su traducción en pautas de comportamiento social basadas en la normalización de la incoherencia, la normalización de la sorpresa, la normalización del cambio súbito, la necesidad de una permanente renovación de estímulos y el desarrollo de la intolerancia a lo duradero, a lo estable y al aburrimiento.
Una de las claves es la imposición histórica de la economía de mercado. La modernidad impuso un nuevo orden que se definía por un carácter eminentemente económico que llegó a dominar la totalidad de la vida humana. Dice Bauman que actualmente la economía se ha convertido en una fuerza irracional que presiona rígida y constantemente para que no existan leyes que puedan impedir el crecimiento descontrolado de los mercados. Se ha instaurado un nuevo orden que promueve la velocidad, la huida y la pasividad en las relaciones sociales y que provoca que las personas no se comprometan entre sí y que se eludan en vez de reunirse. La economía de mercado se opone a los sistemas de compromiso mutuo porque frenan la expansión mercantil. Como resultado, se percibe que la sociedad no dispone de una «agenda de cambio» que permita a la ciudadanía rebelarse contra el tipo de orden social que han instaurado los mercados financieros.
Según Bauman, la modernidad líquida está disolviendo algunos agentes sociales sólidos como la clase social, la familia, el vecindario. La modernidad está desintegrando estos agentes sociales y los «grupos de referencia» tradicionales que servían a los individuos para orientar sus proyectos vitales están desapareciendo, de forma que la construcción de las identidades individuales y colectivas pasan actualmente por estados de una permanente indefinición y confusión. Al no haber nada predeterminado que sirva de referente y estar profundamente arraigada la «fluidez vital», los individuos se lanzan a la vida con proyectos vitales acosados por la volatilidad del compromiso mutuo y se ven abocados a reinventarse y reformarse según se vayan viendo afectados por la irracionalidad de su entorno “líquido”. Y así llegamos a la conclusión de que el fracaso de cada individuo es debido a su única responsabilidad y nada tiene que ver en ello el mercado financiero en dicho fracaso.
Dice Bauman que la modernidad líquida ha provocado profundas transformaciones en las relaciones sociales dotándolas de un carácter desestructurado que exige que reflexionemos sobre si agentes sociales tradicionales como la familia, el vecindario, la clase social, los sistemas de apoyo mutuo, etc., deben ser resucitados y puestos en valor mediante nuevas formas o bien, darlos por muertos y ofrecerles un decente funeral. Bauman se pregunta si debemos luchar por crear nuevas formas de agentes sociales tradicionales que nos ayuden a orientar nuestras identidades individuales y colectivas o, definitivamente, hay que dejar que dichos agentes desaparezcan.
Algunos teóricos hablan de postmodernidad como el fin de la historia, un estado en el que bajo el influjo del poder de una economía globalizada y extraterritorial, las sociedades se enfrentan a la progresiva desaparición del compromiso. La aniquilación del compromiso mutuo pasa por conseguir que sea la propia gente la que se convenza a sí misma de que responsabilizarse del otro es un esfuerzo inútil que no merece la pena; igualmente, dicha aniquilación del compromiso mutuo también pasaría por no merecer la pena esforzarnos por establecer nuestras propias reglas sino, simplemente, dejarnos llevar por el flujo del nuevo orden económico, consumiendo y siendo consumido.
Zygmunt Bauman nos ofrece una visión algo apocalíptica de la modernidad pues nos retrata una realidad social abocada a la destrucción de los vínculos sociales a consecuencia del poder de las finanzas globalizadas. No se trata de un autor existencialista aunque reconoce que no existen motivos para ser optimista; declara, no obstante, que tiene esperanza en que la naturaleza humana sepa cambiar esa característica líquida de la modernidad.
El valor de las reflexiones de Bauman es innegable en cuanto que nos ofrece una visión muy crítica y revolucionaria de la sociedad del bienestar ¿Podemos los profesionales de la intervención social contribuir a una modernidad sólida a través de nuestro trabajo cotidiano en nuestros equipos de trabajo y hacia las personas y colectivos objeto de nuestras intervenciones? A priori, me parece una ardua tarea, especialmente porque, bajo la inconsciente influencia de esa fragmentación de la modernidad líquida y las dificultades inherentes a las dinámicas grupales para operativizar acuerdos y consensos, podemos tener la tentación de creer que un@ se encuentra compartimentado frente a lo colectivo y, antes de terminar la pregunta, ya se está convencid@ de que es imposible, demasiado complicado. Pero, por otra parte, ¿Quiénes están mejor situad@s que l@s profesionales de la intervención social y la Educación para poner en práctica acciones sólidas? Además, probablemente much@s de nosotr@s hemos elegido estas profesiones vinculadas a la intervención social debido a que queríamos contribuir con nuestro granito de arena a ayudar a que las personas y los grupos aprendan a recomponer sus vidas “fragmentadas” o en crisis, al fin y al cabo, nuestro trabajo consiste, en general, en que las personas sean capaces de restablecer la confianza en sí mism@s, en los otros y en la comunidad y reducir, eliminar o evitar, en la medida que nos sea posible, ese “Unsicherheit” que dice Bauman o “incertidumbre, inseguridad y vulnerabilidad” que cada vez más afecta a nuestras sociedades. Desde luego, Bauman te remueve las ideas; sus ensayos son densos pero yo diría que son una lectura “técnica” muy recomendable. Si queréis saber más:
- Pensando sociológicamente. Nueva Visión. Buenos Aires, 1994.
- Libertad. Madrid. Alianza. 1992.
- Modernidad y ambivalencia. En Beriain, Josetxo (Comp.), Las consecuencias perversas de la modernidad. Barcelona. Anthropos. 1996.
- Legisladores e intérpretes: Sobre la modernidad, la postmodernidad y los intelectuales. Buenos Aires. Universidad Nacional de Quilmes. 1997.
- Modernidad y Holocausto. Madrid. Sequitur. 1998.
- Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona. Gedisa. 2000
- La postmodernidad y sus descontentos. Madrid. Akal. 2001
- La globalización: Consecuencias humanas. México. Fondo de Cultura Económica. 1999.
- Modernidad líquida. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 1999.
- En búsqueda de la política. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 2001.
- La sociedad individualizada. Madrid. Cátedra. 2001.
- Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madrid. Siglo XXI. 2006.
- La sociedad sitiada. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica de Argentina. 2004.
- Ética posmoderna: Sociología y política. Madrid. Siglo XXI. 2004.
- Confianza y temor en la ciudad. Barcelona. Arcadia. 2006.
- Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. México. Fondo de Cultura Económica. 2005.
- Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias. Barcelona. Paidós Ibérica. 2005.
- Identidad. Madrid. Losada. 2005.
- Vida líquida. Barcelona. Paidós Ibérica. 2006.
- Europa: Una aventura inacabada. Losada. 2006.
- Miedo líquido: La sociedad contemporánea y sus temores. Barcelona. Paidós Ibérica. 2007
- Vida de consumo. Fondo de Cultura Económica. Madrid, 2007. Tiempos líquidos. Barcelona. Tusquets. 2007.
- Arte, ¿líquido?. Madrid. Sequitur. 2007.
- Archipiélago de excepciones. Buenos Aires y Madrid, Katz Barpal Editores. 2008.
- Múltiples culturas, una sola humanidad. Buenos Aires/Madrid. Katz Barpal. 2008.
- Los retos de la educación en la modernidad liquida. Barcelona. Gedisa. 2008. (2009) El arte de la vida. De la vida como obra de arte, Paidós.
Miguel Ángel Manchado
Fantástica publicación Miguel Angel!
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Muchas gracias Eva. Me alegra mucho que te haya gustado el post de Bauman. Aprovecho para agradecerte públicamente que hayas aceptado la invitación para colaborar en Rompiendo Techos de Cristal.
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Reblogueó esto en ROMPIENDO TECHOS DE CRISTAL.
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