LOS SERVICIOS SOCIALES SON LA CENICIENTA DEL ESTADO DE BIENESTAR: argumentos en contra y a favor de los Servicios Sociales

Hablemos claro. Los Servicios Sociales son la Cenicienta del Estado de Bienestar porque están injustamente desconsiderados, despreciados y postergados por la financiación de las Administraciones, especialmente la estatal y autonómica. No hay más que ver las cifras que se destinan a Servicios Sociales en los Presupuestos Generales del Estado. Cierto es que los Servicios Sociales son el más joven y último sistema público que se ha desarrollado después del sistema sanitario, sistema educativo y sistema de seguridad social pero, ¿justifica esto que sea el farolillo rojo del gasto público? Exceptuando los Centros de Servicios Sociales Generales que están bajo competencia de las Administraciones Locales y que suelen ser gestionados desde lo Público con una mejor inversión, los Servicios Sociales no se quieren financiar con amplitud ni con la misma generosidad que pensiones, educación y sanidad. Lo demuestra el hecho de que los Servicios Sociales especializados en la atención a colectivos en riesgo de exclusión social o con necesidades psicosociales, están privatizados o, como dicen los neoliberales, “externalizados”, lo que no deja de ser un eufemismo para referirse a que se permiten gestionar al mejor postor del sector privado no lucrativo, en el afán de rebajar el coste de los servicios prestados a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad social, que, al parecer, según la retórica conservadora, no son merecedores de una inversión pública que palien sus dificultades, quizás por una falta de comprensión de los factores estructurales que predisponen y precipitan a muchas personas a pedir y necesitar ayuda y porque, en el fondo, este discurso neoconservador culpabiliza al individuo de sus problemas.

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Esta externalización hace que las empresas del Tercer Sector, muchas de ellas, asociaciones y fundaciones del espectro de las organizaciones no gubernamentales que no pueden tener fines lucrativos pero que, de facto, son sector privado, se vean obligadas a competir entre sí y a la baja con cada concurso público de gestión de un servicio social determinado, lo que inocula de una forma perversa una progresiva precarización del sector. Las Administraciones Autonómicas hacen una “subasta inversa” para ahorrar gasto, no al que dé más para así ofrecer un excelente servicio a los ciudadanos, sino a quien ofrezca el proyecto económico más bajo. ¿Quiénes son los primeros afectados? Sin lugar a dudas, las personas destinatarias de esos servicios sociales. Tras ell@s, los profesionales que trabajan en estos centros y servicios ya que sufren una precarización salarial cada vez mayor. Hay que recordar también que de esto, los ciudadanos no saben nada; es muy frecuente comprobar que creen que los profesionales de estos centros gestionados por las entidades del sector privado no lucrativo son funcionarios públicos, algo que les suele quedar meridianamente claro que no es así cuando, en algunas ocasiones, tras esas subastas inversas de gestión de los centros, cesa la entidad anterior y entra otra nueva dejando en la calle a la anterior plantilla técnica y, lo que es peor y que absolutamente nada importa al cliente-pagador-administración, el abandono que las personas en atención de estos servicios tienen que elaborar en sus ya vulnerables vidas ante el hecho de que la relación de ayuda y el vínculo terapéutico con los profesionales salientes es interrumpido abruptamente.

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Tuve el placer de ser alumno del actual decano de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid Fernando de Lucas y Murillo de la Cueva. De sus clases así como de las lecturas que nos propuso me quedó muy grata impresión de muchas cuestiones de política social pero, en relación con lo tratado en este post, sobre la retórica y argumentos que suelen girar en torno a los Servicios Sociales, retóricas que los justifican o los desincentivan, generalmente para escatimarles fondos económicos. Voy a hacer memoria y te cuento.

Existen una serie de argumentos convencionales que son repetidos constantemente para atacar o defender la propia existencia y sentido de los Servicios Sociales en la sociedad. Estas retóricas giran en torno a dos posiciones opuestas: la retórica en contra de la intervención de los Servicios Sociales y la retórica a favor de la intervención de los Servicios Sociales. Ambas retóricas elaboran discursos en los que se exponen argumentos que confirman sus posiciones ideológicas respecto de los Servicios Sociales hasta llegar a hacerse convencionales y ser aceptados socialmente por los ciudadanos, pero, según mi opinión, con una tendencia a una asimilación automática de las diferentes retóricas por el mero hecho de partir del signo ideológico al que cada ciudadano es afín.

RETÓRICA EN CONTRA DE LA INTERVENCIÓN DE LOS SERVICIOS SOCIALES

  • Teoría de la perversidad. Esta teoría es utilizada para atacar los Servicios Sociales (SSSS) y realiza argumentaciones que denuncian que su acción es perversa asegurando que los efectos de sus iniciativas, no solo no solucionan nada, sino que provocan resultados opuestos, generando más problemas. Se caracteriza por ser falsa, conservadora y demagógica y los políticos suelen utilizarla cuando se encuentran en la oposición como una forma de desacreditar las acciones políticas de los equipos de gobierno de los partidos políticos rivales que ejercen el poder en ese momento. Por ejemplo, los políticos de la oposición pueden utilizar la retórica y los argumentos de la teoría de la perversidad para denunciar que una campaña de prevención del consumo de drogas a través de los medios de comunicación, en lugar de prevenir el consumo de drogas incita a la población a consumirlas; o bien, que la creación de un programa de Renta Mínima no consigue facilitar la independencia de las personas sino que hace aumentar su dependencia personal de las instituciones.
  • Teoría de la inutilidad o futilidad. Esta teoría considera que los SSSS son inútiles y no sirven para nada. Sus partidarios elaboran una argumentación que menosprecia la intervención de los SSSS afirmando que su actuación sobre los problemas sociales es inútil ya que afirman que lo que realmente produce cambios en la sociedad son dinámicas sociales ajenas a cualquier acción social pública realizada por los SSSS. Por ejemplo, si el consumo de drogas ha disminuido, desde esta teoría se afirma que ha sido debido a procesos sociales espontáneos y nunca gracias a la actuación de, pongamos por caso, los Centros de Atención a Drogodependientes; si la población consume menos drogas será debido, según la teoría de la inutilidad, a los cambios de hábitos de consumo de los ciudadanos, nuevas modas u otras causas, pero nunca gracias a la elaboración de programas de prevención y tratamiento del consumo de drogas.
  • Teoría del riesgo. La teoría del riesgo sostiene que las intervenciones sociales de los SSSS pueden poner en peligro la situación previamente alcanzada. Quienes argumentan en contra de los SSSS según esta teoría del riesgo, ven en los cambios unos costes excesivos que pueden poner en peligro logros previos. Se trata de una argumentación conservadora y conformista que pretende dejar las cosas como están para que los logros sociales que se hayan conseguido estén preservados. Así por ejemplo, es mejor no correr el riesgo de subir las pensiones porque ello podría hacer peligrar el propio sistema de pensiones, al no poder ser financiado. Esta teoría bloquea las reformulaciones de los SSSS y la posibilidad de mejorarlos mediante nuevas propuestas.

 

  • Otros argumentos en contra de la intervención de los SSSS.

Cronificación. Un SSSS que se mantiene en el tiempo cronifica a los usuarios de ese servicio.

Ajuste sin transformación de las causas. Los SSSS solo provocan ajustes pero no transforman las causas de los problemas sociales.

Instrumentalización. Los SSSS son utilizados por el poder público y por los políticos para fines políticos. Otro argumento que pretende desacreditarlos.

 

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RETÓRICA A FAVOR DE LA INTERVENCIÓN DE LOS SERVICIOS SOCIALES

Teoría de la cohesión. Los partidarios de los SSSS usan esta teoría para argumentar que con la intervención de los SSSS la sociedad es más eficiente, funcional, solidaria y justa si posee cohesión social. Para lograr la cohesión social, se hace necesaria la intervención de los SSSS y sin su concurso la sociedad recala en una fragmentación social. Además, dicen los adeptos a esta teoría, una sociedad sin cohesión social es muy poco competitiva y disfuncional.

Teoría de la exigencia jurídica. Los SSSS deben ser una obligación de los poderes públicos. Los SSSS no pueden ser una opción política sino un mandato legal. El problema es que dicho mandato legal es genérico y no concreta qué debe hacerse de forma detallada.

Teoría del progreso social. Los SSSS deben realizar acciones sociales para contribuir a alcanzar un buen nivel de desarrollo social. De todos los argumentos convencionales que justifican la intervención de los SSSS, este es el más débil.

 

Yo creo que ha llegado la hora de que la Cenicienta se haga protagonista y los Servicios Sociales sean considerados esenciales y para ello no se les puede dejar morir a base de no financiarlos adecuadamente. Para mí, los Servicios Sociales son una inversión porque buscan que las personas recobren el máximo de autonomía e independencia usando sus propios recursos hasta conducir a los propios servicios sociales a la paradoja de no ser necesarios. Por supuesto, generan cohesión social y progreso social. Cualquier sociedad que se precie de ser civilizada, en su obligación de solidaridad, debe enarbolar mandatos legales que obligue a sus instituciones a cumplir con la exigencia jurídica de no abandonar a sus ciudadanos más vulnerables. Pero sin limosnas, que esa fase histórica ya la hemos pasado. Hay pobreza y personas con necesidad de apoyo sociosanitario y psicosocial. No se puede mirar hacia otro lado y vivir la fantasía del progreso como un evento estructural que nace por generación espontánea. Hay desigualdad en el acceso a los recursos, ya sea por cuestiones de género, territoriales o espaciales, ya que en la misma ciudad, pertenecer a según qué barrios provoca una transmisión intergeneracional de la pobreza. El dinero genera más dinero; si no lo tienes, no accedes a las mismas oportunidades. Gracias a los SSSS Generales y los SSSS especializados, quienes quedan excluidos de las oportunidades y les sobrevienen situaciones multiproblemáticas, son escuchados y apoyados.

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