Cómo cada noche la calle está ya vacía, apenas las luces de algún coche la iluminan. Camino ágil hasta el contenedor. La chica del Mercadona me lo deja preparado; unos cartones de leches y algo de fruta camuflado en una bolsa azul de basura.

Imagen: fotografía Gema Alonso.
-¡Es mi día de suerte! ¡Leche sin caducar! Hoy cenaré como en rey- pienso.
Llego a casa, me caliento un vaso de leche en el hornillo, me siento en el sillón y el primer trago me trae un pensamiento:
-La leche no está caducada, mi dignidad SI.
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