Desde el año 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, ha promovido cada 10 de septiembre el Día Mundial para la Prevención del Suicidio con el objetivo de concienciar a nivel mundial que el suicidio puede prevenirse.
Año 2016: 3.569 suicidios en España. Apenas se habla del suicidio y no hablar de ello no hace que desaparezca. Está ahí, entre tod@s. Miramos hacia otro lado y hacemos como que no va con nosotr@s. Hay que hacerse sensible a esta realidad de salud pública y ACTUAR desde diferentes esferas de la sociedad. Prevenir y tratar la conducta suicida requiere la conjunción de una ciudadanía abierta y responsable, profesionales sanitarios y del ámbito psicosocial bien formados en conducta suicida, políticas sociales y sanitarias, redes de apoyo social y comunitario y medios de comunicación social comprometidos en el ejercicio de un periodismo bien documentado que huya del morbo. Y, sobre todo, requiere la lucha de la persona afectada de ideaciones suicidas. Hay que reducir los suicidios. Se puede hacer.
Sé que es un tema que nos cuesta poner sobre la mesa. Pero tras ello, está el anhelo de vivir una vida plena, tal y como deseamos cualquier ser humano. El suicidio es un asunto existencial al que hay que acercarse sin miedo y al que es hora de ponerle datos y testimonios.
Quiero compartir las anotaciones y reflexiones recogidas en la Jornada «Suicidio y Medios de Comunicación Social» celebrada el 10 de mayo en Madrid. Ya hay personas que trabajan este tema en profundidad desde hace años. Aquí podrás leer parte de lo esencial que algunas de estas personas, psicólogos, psiquiatras, periodistas y una persona afectada en primera persona, han contado en este evento y que espero sirva como acercamiento a la conducta suicida.
Alejandro Rocamora es psiquiatra y habló del suicidio y del sentido de la vida. La conducta suicida pretende conseguir un cambio, es un acto que lleva implícito un mensaje con el que se pretende comunicar algo y generalmente ha sido elaborada por la persona. Rocamora afirma que no importa el por qué se ha llevado a cabo una conducta suicida sino el para qué se ha actuado.
La conducta suicida puede manifestarse en todas las personas, tengan o no diagnosticado un trastorno mental. Una persona puede intentar suicidarse o consumar un suicidio como una respuesta a circunstancias de la vida cotidiana como la soledad, pérdidas y rupturas, sobrecargas emocionales, situaciones en las que la persona experimenta un “callejón sin salida”, experiencias de inferioridad y sufrimiento físico o psíquico. Cabe recordar que todas las personas experimentamos distintos niveles de sufrimiento psíquico aunque no se tenga un trastorno mental. Por otro lado, la conducta suicida puede aparecer con mayor probabilidad en personas con adicciones y/o trastorno mental que sufren en un momento puntual crisis psicopatológicas.
La conducta suicida cuestiona a la persona y al entorno. ¿Tiene sentido mi vida? ¿Para qué sirvo? ¿Podré soportar este continuo sufrimiento? ¿Para qué seguir haciendo sufrir a los demás? ¿Qué pinto yo en esta vida? La vivencia de la persona que pasa por este trance es muy angustiante y es una respuesta a la desesperanza que siente que le hace autodespreciarse, desear no vivir, desear morir y, finalmente, tener la voluntad de matarse. Por otro lado, el entorno de la persona se pregunta: ¿Por qué me has hecho esto? ¿Podríamos haberlo evitado? ¿Qué pensarán mis vecinos? ¿Mi familia está maldita?
La vivencia suicida surge del vacío existencial, de la desesperación y de la desesperanza. Laín Entralgo menciona que la esperanza humana se manifiesta de tres maneras: seguir viviendo, seguir siendo uno mismo y ser más cada día. La persona que se ve turbada por la conducta suicida piensa que lo que le ocurre nunca se solucionará y nunca podrá ser feliz y, por lo tanto, se desespera o acaba por aceptar con resignación la imposibilidad de conseguirlo.
Andoni Ansean es psicólogo y nos ofreció datos estadísticos muy reveladores del año 2016 recogidos desde el Observatorio del Suicidio en España que los hace públicos en su magnífica web:
“En 2016 han fallecido por suicidio 3.569 personas en España, 10 personas al día; una cada dos horas y media. 3 de cada 4 han sido de varones (2.679) y un 25% de mujeres (923)”.
“El suicidio sigue siendo la principal causa de muerte no natural en España, produciendo el doble de muertes que los accidentes de tráfico, 13 veces más que los homicidios y 80 veces más que la violencia de género, siendo también, después de los tumores, la primera causa de muerte en la juventud española (15 a 34 años)”
“Aunque el mayor número de suicidios en ambos sexos se produce entre los 40 y los 59 años, el riesgo de suicidio aumenta con la edad, sobre todo en varones, que llega a multiplicarse por 7 respecto a las edades más tempranas”
“Por comunidades autónomas, Galicia y Asturias poseen las mayores tasas de suicidio por 100.000 habitantes, mientras que la menor la registra la Comunidad de Madrid, situándose la media estatal en 7,5”
“Sólo en lo que llevamos de siglo, en España se han producido casi 60.000 suicidios. En el mundo, el suicidio causa más muertes que las guerras y los homicidios juntos”
Lorenzo Jaquet es psiquiatra y expuso el impacto del suicidio sobre el profesional que ha atendido a una persona que lo ha consumado. No es lo mismo que un paciente te diga «me gustaría no despertar» a que te diga «tengo un plan para suicidarme». Entre el 50% y 70% de los profesionales se han encontrado en su vida profesional con pacientes que han llevado a cabo suicidios consumados y se estima que un 80% de estos profesionales vivencian un impacto emocional frente al hecho de que su paciente se haya suicidado. Este impacto emocional es más o menos intenso según la persona pero puede provocar que estos profesionales cambien de profesión, de área de intervención o vean afectada su salud mental manifestando cuadros ansioso depresivos o diferentes tipos de conductas adictivas.
Paula Arenas, periodista de 20 minutos, comentó que es muy difícil hablar del suicidio en los medios de comunicación. Los periodistas, si hacen bien su trabajo, se deben documentar en fuentes fiables para hablar de suicidio. Lo que no puede hacerse es no hablar de suicidio, negar su existencia. Lo que NO hay que hacer es contar la manera en la que se ha suicidado una persona porque se puede vulnerar la intimidad de la persona fallecida y la de su familia, es sensacionalista y no se debe fomentar el morbo en la audiencia. Es mejor dar noticia del suicidio que no darla. La cuestión es cómo dar esta noticia. Al hablar de suicidio en los medios de comunicación, ¿hay efecto llamada? Paula Arenas opina que no, siempre que se informe bien, sin morbo ni sensacionalismo. Aquí os dejo una entrevista de 20 minutos a Alejandro Rocamora, «No hablar de suicidio es como no hablar de violencia de género»
Alba Ruipérez es una superviviente que habló en primera persona de su experiencia en relación con la conducta suicida y que, además, se encuentra en plena realización de un documental que hablará de ello. Su testimonio fue muy humano, emotivo e impactante y verdaderamente hace pensar que la mejor manera de prevenir el suicidio es que personas como ella cuenten su experiencia, por la capacidad del testimonio de provocar empatía en los demás. Cuenta Alba:
“Empecé obsesionándome con mi cuerpo y conmigo misma. Me diagnosticaron anorexia y depresión. Dormía constantemente y después pensé…¿por qué no seguir durmiendo». No tenía motivos para morir, mi vida era buena, sin embargo, tenía una nube en la cabeza, me podía el malestar….no podía estar con mis amigos sentada a la mesa…era una tumba, no hablaba, no quería salir de casa, no quería ver a nadie, no quería verme a mí misma…y vino el primer intento. Sin embargo, mi segundo intento de suicidio fue distinto; hacia cosas, estudiaba en la Universidad, hacía mucho deporte…pero seguía obsesionada conmigo, me sentía dominada por ese pensamiento obsesivo y una discusión sentimental me precipitó mi segundo intento. Y me asusté…mucho. Es cierto que la idea de suicidio siempre rondaba por mi cabeza. Pero pude reaccionar contándolo a mi entorno, a mi familia. Ahora tengo un proyecto, un documental sobre mi vida y hablo sobre ello”. El documental de Alba Ruipérez ha sido presentado el domingo 9 de septiembre de 2018 en el Teatre Municipal Francesc Tárrega de Benicassim. Aquí podéis verlo:
Emilio de Benito, periodista de El País, habló sobre cómo dar la información sobre suicidio:
“El no hablar en los medios de comunicación de suicidio es como una norma no escrita que existe en los propios medios de comunicación. No existe conciencia aún de que el suicidio es un tema del que se debe hablar. Ni siquiera los jefes de redacción saben si es algo de lo que se pueda hablar. Hay una especie de autocensura basada en el miedo a hablar de este tema. Cuando se entra en detalles, se comienza a transitar por truculencias y parece que el tema se nos va de las manos. Yo estoy concienciado como periodista de que es necesario hablar de suicidio pero hay que convencer a los responsables de los medios de comunicación de ello y hay que presionarles para que este cambio informativo sea efectivo”.
Así pues:
- Hay que informar del suicidio y hacerlo con realismo y cuidado.
- Hay que recoger bien los datos estadísticos en torno al suicidio.
- Hay que hacer planes de prevención del suicidio, igual que con otras causas de mortalidad en la población.
- Hay que escuchar a los supervivientes y darles voz.
- Hay que romper los mitos y tabúes en torno al suicidio.
- Hay que ver por qué los hombres se suicidan más que las mujeres.
- Hay que crear una sociedad en la que todas las personas tengan esperanza y puedan dotar de sentido a sus vidas.
Desde mi punto de vista, la herramienta más potente de prevención del suicidio es el testimonio de los supervivientes; nada hace empatizar más y nada hace reaccionar mejor que ver a un resiliente contando cómo afrontó su desesperanza. Alrededor de ello, que todo funcione como un reloj; las estadísticas, los medios de comunicación social, los profesionales de la salud mental, las redes de apoyo social y las redes comunitarias, las instituciones, los poderes públicos. Cada caso es único, cada persona siente diferente, cada para qué es único e intransferible. Pero tod@s deberíamos QUERER VIVIR CON ESPERANZA.
Fuente: Jornada «Suicidio y Medios de Comunicación» celebrada el 10 de mayo de 2018 en el Salón de Actos de la Biblioteca Eugenio Trías situada en el Parque del Retiro de Madrid y organizada por Radio La Barandilla.
Finalmente, te dejo una performance artística que denuncia y sensibiliza en torno al suicidio masculino en Reino Unido.
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