¿No tenéis la sensación de que los Servicios Sociales están infrautilizados porque recae sobre ellos un estigma social vinculado a la pobreza? Me explico; yo lo que veo es que no son un referente para toda la población a pesar de que las leyes autonómicas de Servicios Sociales están concebidas con carácter universal. Y digo esto sabiendo de los elevados ratios profesionales que tienen llevan a la sobrecarga de agendas, distanciamiento en las citas, aumento de los tiempos de espera, sobrecarga del profesional…Vaya, que faltan muchos más trabajadores sociales pero que más deberían hacer falta si la población general hiciera uso de ellos para afrontar dificultades psicosociales que a cualquier persona le puede sobrevenir a lo largo de todas las etapas vitales. Por eso titulo este post “¿Quién no se ha roto alguna vez?”

Tengo la impresión de que sobre los Servicios Sociales hay una vision social sesgada que los vincula exclusivamente a la pobreza, la marginalidad, la vulnerabilidad económica, etc., quedando en el olvido que, cualquier cuidadan@, no solo tiene derecho a ser atendido en los Servicios Sociales, sino que, independientemente de que los ingresos económicos del ciudadano sean altos y cuantiosos, estos pueden pedirles ayuda y orientación frente a la aparición en sus vidas de necesidades psicosociales, algo que puede ser muy bien atendido por su trabajadora social de zona. De la misma manera que una persona tiene asignada médico de familia de Atención Primaria y esto se ve con más “normalidad”, ocurre que todos podemos tener nuestra trabajadora social de zona. Pero no sé si el estigma social, la cultura de uso, y un cierto tufillo a negación y clasismo hace que la sociedad no vulnerable económicamente no tenga a los Servicios Sociales en el imaginario de las soluciones a sus problemas quedando invisibles en sus mapas mentales. Uno sabe dónde esta el Centro de Salud pero, ¿y el Centro de Servicios Sociales? “Como eso es para pobres, ¿a mí que me importa dónde este ese Centro y lo que allí se haga?” Por no decir que muchas personas no saben qué es y qué hace una trabajadora social. Hago breve paréntesis; hace poco me contaba una colega que en su entorno relacional alguien la interpelaba respecto a su ocupación laboral como trabajadora social en residencias de personas mayores; mi colega profesional supo más adelante que esta persona iba diciendo por ahí que se dedicaba a cambiar pañales (ocupación esta muy digna e importante en el cuidado de nuestros mayores, pero que nada tiene que ver con lo que hace una trabajadora social). ¡¡Vamos apañados entre el desconocimiento de los Servicios Sociales y de la figura profesional del Trabajo Social!! Y no quiero mirar hacia otro lado; nadie más que las trabajadores sociales va a visibilizar el Trabajo Social, bien sea a nivel colegial como a nivel individual, escribiendo, publicando, difundiendo, no solo lo que hacemos por las diferentes personas en situación de vulnerabilidad económica, sino por el potencial apoyo preventivo que podemos facilitar a toda la población conectandola con los recursos comunitarios. Hay que contar más y mejor lo que hacemos porque nadie lo va a hacer por nosotras.

Pero no quiero desviarme del tema. Sigo con este presunto concepto restringido que creo existe en la sociedad sobre los Servicios Sociales. Hace poco tiempo supe que una mujer de mi familia que trabaja en Banca y tiene una buena situación económica, tras su divorcio, estaba siendo maltratada psicológicamente por su exmarido a través de la crianza de dos hijos en común. Cuando supe de la situación, ya llevaba mucho tiempo ocurriendo este maltrato, pero ella lo ocultaba y le fue haciendo mella en su autoestima hasta hacerle dudar de su capacidad como madre. No sabia, por ejemplo, que existian Espacios de Igualdad donde podían apoyarla y orientarla ni que su trabajadora social de zona podría haberla escuchado e informarle de estos y otros recursos sociales que podrían haberla ayudado. Pero como ella se autoexcluia de los Servicios Sociales, nunca supo de estas posibilidades hasta que se cruzó conmigo, ya sabéis, “asistente social”. Aún así, rechazó la propuesta de conectarla con personas que, gratuitamente, podían haberla ayudado. ¿Por qué una “persona no pobre” rechaza los Servicios Sociales Públicos? Voy a aventurarme a decir que se debe a una especie de impostado orgullo de clase social, a la dificultad que tenemos las personas de reconocer que tenemos problemas, a la presión social que se ejerce sobre el individuo para “estar siempre bien” y hacerlo ver a los demás, para evitar ser el blanco de las criticas por lo mal que lo haces, para rehuir de la culpa que sientes por no cumplir esas expectativas sociales y que también has aprendido a autoexigirtelas, por una autosuficiencia nociva basada en que siempre has de sacar adelante tu vida sin apoyos, porque no sabemos ni queremos mostrar que TODO@S somos vulnerables, que no lo sabemos todo y somos imperfectos, porque no nos permitimos a nosotros mismos (ni mucho menos reconocer publicamente) nuestras incapacidades, nuestros pequeños fracasos como personas, nuestros errores, nuestras fracturas emocionales. He visto tantas personas rotas en mi carrera profesional que me parece imposible que “los demás” tampoco lo estén, lo hayan estado o lo vayan a estar en algún momento. De nuevo, ¿quién no se ha roto alguna vez? Y toda esa presión esta ahí, por ser la madre perfecta, el hijo perfecto, la profesional perfecta, el marido y la esposa perfecta, la pareja perfecta, todo PERFECTO. Y claro, hay que demostrar que podemos con todo. Y no. La verdad es que no somos tan seguros de nosotros mismos, no lo sabemos todo, no somos invulnerables. Más bien somos frágiles y cambiantes, hacemos mal muchas cosas y nos perdemos con facilidad en las situaciones que nos surgen en la vida. La buena noticia es que no estamos solos, ni como individuos ni como familias. Podemos recurrir a la Comunidad y a sus recursos, abrir la mente a encontrar ayuda psicosocial, en los Servicios Sociales Generales y Especializados, en el tejido social que se construye desde cada barrio a través de activismos y movimientos vecinales, en la autoorganización y creación de nuevos espacios sociales que respondan a nuestras necesidades humanas.

Un ultimo ejemplo. Hace unos dias, un grupo de trabajadoras sociales de Villaverde recibimos una charla formativa y de sensibilizacion profesional de ASPASI en relación al abuso sexual infantil. La psicóloga que impartió esta charla, Margarita García Marqués, buscó en quienes asistimos el impacto emocional. Y lo consiguió. Su objetivo era hacernos conscientes de la importancia de los Servicios Sociales para tratar y prevenir el abuso sexual infantil porque las denuncias individuales, por desgracia, no cuentan con la credibilidad que sí tienen los Servicios Sociales ante procedimientos judiciales, pero también porque puede ser la manera de articular el apoyo psicológico que necesitan estas niñas y niños…y adultos que han sido abusados en su infancia y que necesitan terapia, incluso grupos de apoyo mutuo.
Así que, desestigmaticemos los Servicios Sociales, expliquemos más y mejor qué es y que hace el Trabajo Social, reconozcamos que tod@s sufrimos en algún momento de nuestras vidas, que no es vergonzante pedir ayuda y que lo comunitario y los Servicios Sociales pueden ser un apoyo más allá del capital (que no lo es todo y a veces nos empuja a una visión reduccionista de la vida en la que solo se trata de tener o no tener dinero) Entre tod@s tenemos que soñar otras posibilidades que están ahí, al alcance de nuestras manos, aunque para ello puede que la sociedad necesitemos flexibilizar nuestra mirada y que nuestras instituciones también lo hagan para que ello desemboque en una mayor dotación de recursos y de trabajadoras sociales. Nos seguiremos rompiendo, pero menos y con mayor esperanza de ser apoyados.